Sigo sorprendiéndome con la capacidad del ser humano de hacer sufrir a los demás por pura diversión.

El Toro de Jubilo es otra de las estúpidas y ancestrales tradiciones que tiene mi país. Consiste en prender fuego a unas antorchas sobre los cuernos del toro y obligarle a hacer un recorrido. Durante éste, el toro sufrirá la angustia y la ansiedad de correr lejos de fuego, por las innumerables quemaduras que le causará, mientras los asistentes utilizan petardos para ponerle, si cabe, todavía más nervioso.

Por si esto fuera poco, el reglamento de esta tradición dicta que, después de todo este calvario, en el que el toro queda muy maltrecho por la cantidad de golpes que se ha dado intentando quitarse el fuego de encima, es llevado a sacrificar al matadero.

Esto señoras y señores se lleva a cabo cada año en Medinaceli, un municipio de la provincia de Soria, en Castilla y León (que curioso, en la misma comunidad autónoma que permite la salvajada del Toro de la Vega). Hoy es el día elegido para tal sacrificio.

 

Desde PACMA (Partido Animalista) se exigen responsabilidades políticas por permitir semejante crueldad y maltrato quedando el Ayuntamiento de dicha localidad, que es quien lo organiza, totalmente inpune.

También hay una petición pública abierta para todo aquel que quiera firmar en contra de esta barbarie:

Recogida de firmas Por el fin de la celebración del ‘Toro Jubilo’

Fuente: PACMA